lunes, enero 21, 2013

SECRETISMO EN TIEMPO DE CÓLERA.

Por: Dr. Nelson Páez del Amo.*
Desde las aulas universitarias, cuando en la década de los años sesenta estudiaba la carrera de medicina en la antigua Unión Soviética, y luego, cuando cursaba los estudios para la especialidad de cirugía en Cuba, siempre me insistieron mucho en la tremenda importancia que revestía la educación para la salud durante un brote epidémico de cualquier enfermedad que apareciera en una comunidad.
Mis profesores hacían hincapié en las enormes posibilidades educativas de los medios masivos de comunicación, capaces llegar hasta cada hogar u ostugo del país con consejos prácticos, orientaciones esclarecedoras y medidas a tomar. Ellos constituyen una invaluable herramienta en el enfrentamiento contra cualquier episodio epidémico que afecte a la población.
Según la nota informativa emitida por el MINSAP el martes 15 de enero del 2013, desde el día seis del mes en curso, se comenzaron a detectar, en varios municipios de nuestra populosa capital , casos confirmados de cólera, señalando como agente causal al Vibrio Cholerae 01 El Tor enterotoxigénico serotipo Ogawa.
Durante diez días la habitantes de La Habana han tenido, estoicamente, que escuchar las más inverosímiles “bolas” sobre el brote epidémico de marras, han sido testigos de la movilización del personal de la salud en todas direcciones, han escuchado charlas sobre las medidas a tomar contra el cólera, han visto repartir tabletas de Doxiclina, sin que los agobiados médicos y enfermeras de la familia pudieran esclarecerle sobre el estado, desarrollo y pronóstico del brote en cuestión, mientras los medios masivos de la información hacían mutis sobre la situación real, propiciando un incremento de las trasmisiones de la “Radio Bemba” y el reguero de “bolas” de todo género.
Sé que no faltará un ortodoxo que me diga que la política educativa de salud es constante y sistemática y que nuestro pueblo posee un alto nivel de información sanitaria; no es lo mismo nadar en la orilla que donde no se dé pie. La percepción de riesgo no es la misma cuando hablamos de algo que pudiera ocurrir o cuando lo hacemos sobre algo que está ocurriendo y puede afectarte de forma real y tangible.
Pregúntele a cualquier persona de su comunidad cuales son las características del vibrión colérico que nos afecta, que significa enterotoxigénico, que es una cepa bacteriana, como se trasmite, cuales son los signos y síntomas de la afección, cuales son las medidas preventivas y de tratamiento fundamentales… y podrá comprobar que la realidad es, que un alto porcentaje de la población ignora las cosas más elementales sobre la enfermedad, ergo, la percepción de riesgo es muy baja.
Otro gallo cantaría si a través de los medios se pudieran aclarar todos estos aspectos y otras aristas concernientes a la afección, tales como explicar el peligro real que representa un brote de cólera en la actualidad, como evitar su propagación, como prevenirlo de forma efectiva… A través de la TV, la radio o la prensa escrita un solo especialista pudiera asumir el trabajo de cientos de trabajadores de la salud y les ahorrarían a estos la ardua tarea de educar, consejo por consejo, a toda una localidad, lo que puede y debe hacerse con la ayuda de los medios de difusión y así ellos, médicos y enfermeras, puedan dedicar todo su esfuerzo a la ejecución de medidas concretas para la prevención, detección y el tratamiento de los pacientes en el terreno y la educación cara a cara
¿Hasta cuándo vamos a seguir con el malsano hábito del secretismo? tantas veces criticado por nuestro presidente. Seguir omitiendo información, aun cuando vaya en detrimento de la salud de la población, es una práctica nociva y hay que erradicarla.
No solo no es necesaria, sino contraproducente y dañina. Esta actitud pasiva de los sectores periodísticos impide el uso de una de las más efectivas armas para enfrentar un brote epidémico; la educación para la salud a través de los medios de difusión masiva, capaces de llevar hasta el último rincón del país el necesario mensaje educativo.
Lo único que verdaderamente crea el pánico, la incertidumbre y la zozobra entre la ciudadanía es la falta de una información veraz, correcta y autorizada, la que siempre será un antídoto contra los rumores infundados, alarmistas y malintencionados.
*Médico, especialista y profesor auxiliar de cirugía general, radica en Ciudad de la Habana, Cuba.

1 comentario:

Donde estudiar kinesiologia dijo...

afortunadamente en argentina no existe peligro de cólera, unicamente casos aislados, pero poco comun.